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Street Art en Florencia - Elefante con ojos de fuego
El elefante es un tema que rara vez se qncuentra en Florencia, generalmente los writer florentinos prefieren pintar las criaturas
acuáticas, monos, serpientes, insectos y híbridos. Esto proviene de ese museo al aire que es el viaducto de Varlungo.
El hábil juego de luces y sombras da tridimensionalidad a este cabeza de elefante, que parece un trofeo de cazador furtivo colgado en la pared. Una obra basada íntegramente en colores fríos, salvo la llama amarilla que arde en los ojos del animal, elemento recurrente y distintintivo del colectivo de artistas 400 DROPS (firma a la izquierda). El elefante sostiene una lata de pintura en su trompa, en su cabeza una gorra de
béisbol, detalles que parecen personales y quizás remiten al escritor,
casi como si se tratara de un autorretrato.
Sin lugar a dudas, los artistas del colectivo 400 DROPS realmente tienen manos mágicas. Su estilo refinado, realista y de colore brillantes es bien reconocible e impactante, encluso en las obras más simples.
El elefante en el arte no es
nuevo. Se ha representado desde tiempos prehistóricos hasta nostro días. Artistas come Hieronymus Bosch, Gian Lorenzo Bernini, Salvador Dalí, Keith Haring, Banski y Maurizio Cattelan - entre otros - han rapresentado a este animal en sus obras.
Es animal sagrado en la cultura india, símbolo de sabiduría, fuerza y suerte. Ganesha, el dios indio
con cabeza de elefante, es el "Señor de la buena suerte y el buen
comienzo", trae suerte y riqueza. Debe ser invocado antes de iniciar un
viaje, una actividad, un trabajo o una ceremonia. Incluso sin ser una
divinidad, en todas las culturas se le consideraba bueno, pacífico y amigo del
hombre.
Interesante saber que pensó Leonardo
da Vinci al respecto, quien, habiéndose encarcado de todo, también se ocupó de los
elefantes. Entre sus documentos hay un bestiario, donde el pintor toscano dedica muchas
páginas a este animale y le reconoce numerosas cualidades "morales":
"El gran
elefante tiene por naturaleza lo que es raro en los hombres, es decir, la probidad,
la prudencia y la justicia y la observancia en la religión, porque cuando la
luna se renueva, estos van a los ríos, y allí, purificándose solemnemente,
saludan al planeta y regresan al bosque. […] Son misericordiosos y conocen los
peligros. Y si encuentra un hombre solo y perdido, amablemente lo vuelve a
poner en el camino perdido. [...] No luchan por las hembras como otros
animales, y es tan misericordioso que, de mala gana por naturaleza, daña a los
menos poderosos, y choca contra un rebaño o rebaño de ovejas, con su mano los
aparta para no pisarlos, ni hacer daño si no son provocados ".