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La columna de San Zanobi

Si estarán en Florencia el 26 de enero, podrán ver una guirnalda de flores en la base de la columna de Piazza Duomo – bueno, si notan esta columna en primer lugar. Mucha spersonas, incluidos los florentinos, pasan por ahí cada día, sin caer en cuenta de la presencia de esta columna, pero ¿cómo culparlos, si están tan enfocados en apreciar la belleza del Duomo y del Baptisterio de Florencia?
Sin embargo vale la pena dedicar algo de tiempo a descubrir elementos arquitectónicos curiosos como este, que son testigos de la historia y la tradición de la ciudad.
San Zanobi fue el primer obispo de Florencia, amado por los florentinos y famoso por haber hecho varios milagros, entre ellos, la resurrección de los muertos. Los “Tres Milagros de San Zanobi” de Botticelli nos da una idea de los “talentos” del santo, figurado en el acto de resucitar al hijo de un peregrino francés, de exorcisar a dos jóvenes poseídos por el diablo y de devolverle la vista a un pagano ciego que había prometido que se convertiría al cristianismo.
Y se dice que incluso en su muerte, ¡logró hacer otro milagro! Murió alrededor del año 430 y su cuerpo se colocó en un sarcófago al lado del altar, en la igresia de San Lorenzo. En el 860, temiendo la invasión y la posible incursión de vikingos y húngaros, los restos de San Zanobi se trasladaron de su posición original a la Catedral de Santa Reparata.
El ataúd fue transportado en una procesión hacia su nueva casa, y se dice que durante ese traslado, rozó un olmo seco que estaba en Piazza Duomo. Ese toque hizo que el viejo olmo reverdeciera y volviera a florecer. El árbol se volvió un objeto de adoración por parte de los florentinos por siglos, hasta su muerte definitiva debida a la vejez. Según la tradición, con la madera del olmo se esculpió un crucifijo que actualmente se encuentra en custodia en la iglesia de San Giovannino dei Cavalieri en Via San Gallo.
En el punto exacto en el que había estado el árbol – del lado del Baptisterio – después se construyó una columna conmemorativa de mármol, con una cruz encima, decorada con un olmo de bronce en el fuste. No está claro cuando se eriguió esa columna, pero sabemos que no tuvo una vida fácil: fue derribada por la inundación del 1333 y fue sustituida en el 1334. Cuatro años después, la cruz se colocó en la cima de la columna, mientras que la inscripción en el fuste, que cuenta el milagro de San Zanobi, fue añadida en el 1375, pero en el 1501 la cruz se cayó de nuevo durante los preparativos para la celebración de San Giovanni, santo patrón de la ciudad, y tuvo que ser reestablecida nuevamente.

No obstante, la columna sigue ahí y cada año el 26 de enero para celebrar a San Zanobi, se coloca en la base una guirnalda con claveles rojos y blancos.
Si le dan una mirada a la fachada del Duomo encontrarán la estatua de un hombre anciano con barba y mitra, es precisamente San Zanobi, y tiene un aire de estar cuidando su propia columna.

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